martes, noviembre 22, 2005

El sentido de la existencia.



No puedo quitarlo de mi mente, desde hace varios días. Mientras camino por mi céntrico barrio, a veces miro al cielo -lo que se vislumbra de él- y procuro proyectarme hacia "afuera". Solo nubes cubren la visión, o una cobertura celeste teñida de smog llamada atmósfera. Y el sol está allí, como a diario.


"Un diminuto instante en el vivir,
después mirar la realidad,
y nada más",
canta Silvio. ¡Y qué acertado, Dios mío!

Cuesta dimensionar lo infinitesimalmente pequeños que somos, lo impactantemente breves y efímeros que en realidad somos los humanos, en relación con la grandeza de las coordenadas TIEMPO y ESPACIO. Y esto no es "volarse", como alguien dirá: es la realidad, latente a diario,
tanto en el filósofo que dedica toda su vida a explorar estas verdades, como la señora que barre el frontis de su casa, ignorando que su vida vuela en manojos.

Es que simplemente no puedo pasarlo por alto. Me estremece pensar que estamos inmersos en un Coloso en expansión al que llamamos Universo, que, según cálculos conservadores, tiene sobre 13 mil millones de años. Los días bíblicos de la creación deben referirse necesariamente a períodos o eras, porque solo la luz, en cruzar de punta a punta nuestra Galaxia, la Vía Láctea, demora 100 mil años! Entonces este Universo TIENE que tener, al tenor de toda lógica sana, varios miles de millones de años de existencia.

Me pica el bichito y desempolvo ciertos archivos de astronomía. Y redescubro datos que me sacuden...
Nuestro Sol -un gigante en comparación con nuestro diminuto planeta azul y absolutamente apto para la vida- no es sino una estrellita mediana, una de miles de millones en nuestra Galaxia,la espiral Vía Láctea, una más entre varios cientos de miles de millones. La Galaxia en la que habitamos -somos menos que un átomo en comparación con ella, para qué hablar del resto del espacio- forma con otras veinte un Cúmulo al que llaman el Grupo Local, es decir, una especie de "barrio" más "cercano". Y este Grupo Local, con otros varios centenares de Cúmulos Galácticos, integra un gigantesco Supercúmulo Galáctico-algo así como los racimos de uva en una vid-.

Leo que muchas estrellas, al morir (viven varios miles de millones de años) se reducen y enfrían hasta convertirse en enanas blancas, logrando una masa similar a la de nuestro planeta. Pero en el caso de otras, de masa muy superior al Sol, colapsan de tal manera que forman estrellas de neutrones, es decir, se forma una suerte de "sopa" integrada exclusivamente por neutrones, con una densidad miles de veces la del sol. Pero hay más. Cuando la grandeza de estas estrellas de neutrones pasa cierto límite, es tal la gravedad de estos cuerpos que "implotan" en sí mismas, es decir, se tragan en sí, transformándose en un agujero negro. De éstos ni siquiera la luz puede escapar, y se cree que su fuerza inimaginable traga, en forma lenta pero segura, estrellas y otros cuerpos celestes, y hasta constelaciones completas. Ya se han observado varios de estos agujeros negros en el centro de nuestra Vía Láctea.

¿Adónde va toda esa materia tragada por estas "aspiradoras" cósmicas? Se piensa que a otros Universos,  lean bien. Si uno pudiera situarse en el centro de estos agujeros negros, el tiempo prácticamente se detendría, y podríamos contemplar el paso de miles de millones de años en lo que a nuestros ojos parecerían solo segundos. Y se piensa que también debe existir agujeros blancos, es decir, puntos por donde se filtraría materia procedente de otros Universos. De hecho, se piensa que el agujero blanco más exacto por definición no sería otro que ¡Nuestro Universo mismo!, el cual, hace unos 15 mil millones de años explotó de una micropartícula de trillones de grados de temperatura.

Leo que el espacio no es infinito en estricto rigor, porque antes que estallara este Universo, no había espacio, es decir, el Big Bang ocurrió en sí mismo. Ya se han detectado quasars- agujeros negros supermasivos, gigantescos- en los confines del Universo visible, a miles de millones de años luz, lean bien, y más allá no se vé nada sino una materia oscura que se aleja a la velocidad de la luz en todas direcciones. Una materia oscura impenetrable, a la cual se ha llamado "la muralla". ¿Qué hay tras esa "muralla", reconocida como la actual frontera visible del Universo?

Y cuando repaso esta información que realmente me sacude la consciencia, pienso que mi vida y que tú vida es, no un átomo, sino el electrón que circula velozmente en torno al núcleo de ese átomo. Y cuando pienso en el debate presidencial con las mismas promesas de siempre, del pobre burócrata que me dió una mala atención, de mis necesidades afectivas en sentido amplio, del TLC con China, de qué menú voy a escoger hoy, cuando pienso en mi hijita y su futuro, cuando termino mi última canción o mi último poema, de que millones aun mueren de hambre en el mundo mientras otros profitan de esa miseria y llevan vidas de reyes, cuando pienso al fin en la civilización en que me tocó nacer, o en la sociedad en que me tocó vivir, hedonista hasta el exceso...en la genialidad y la estupidéz humanas... en el sentido de la existencia.

Entonces, si todo parece tan vano ¿Qué me queda? ¿Y a tí qué te queda? Creo que quedan momentos. ¿Acaso la vida está hecha de eso, de irrepetibles y sagrados momentos, de sabrosos e inspiradores instantes? La amistad, el afecto, la compasión, los valores, las metas, la honestidad. Y por supuesto, comprender lo insensato del orgullo, la soberbia y la vanidad. ¿Cómo reaccionarías tú si vieras, con la ayuda de un microscopio, a un ser unicelular jactándose, mandándose la parte, vanagloriándose, creyendose "importante" , "top" o "poderoso"? Causa risa de pensarlo ¿No es verdad?

Ahora los dejo, tengo que pagar una cuenta atrasada...


Autor del texto: © Eduardo Waghorn H.